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14 nov 2013

Un mundo bajo el suelo de Roma

Mientras la plebe romana caminaba a través de la vía Apia durante el siglo II, bajo sus pies se extendía un mundo desconocido para ellos, una especie de inframundo, dónde los cristianos recorrían sus angostas calles y enterraban a sus difuntos en el nombre del señor.

Bajo Roma, la vieja gloria que ya comenzaba a envejecer su reinado, se extendía una vasta red de túneles y criptas ajenas a la superficie. Éstas criptas, dedicadas a Santos y mártires, rendían culto a la nueva religión, el 'Cristianismo'. Allí, las oraciones brotaban de las bocas de miles fieles a aquella nueva religión que fue considerada durante años 'hereje', condenándose a inocentes a morir de formas despiadadas ante el pueblo.



Presa de los leones, los cuchillos, o simplemente, crucificados como su ídolo, Jesús de Nazaret, al que llaman Jesucristo tras morir en la cruz y resucitar para pasar el resto de su vida junto a Dios, su padre. Condenados por la sociedad romana, los cristianos debían ocultarse en la clandestinidad y reunirse en las viviendas de patricios acomodados, bajo su protección.

Dios sacrificó a su único hijo para salvar a la humanidad.

Los romanos cada vez eran más conscientes de este nuevo culto, coexistiendo el culto pagano (el oficial) y el cristiano, en la sombra. Así, mientras en los templos, los ciudadanos oraban antes sus dioses, en las casas de los patricios (Títutlus) se reunían los cristianos como si de su propia iglesia se tratara. Exteriormente, las casas eran normales y corrientes al resto, pero en su interior, las salas se repartían según la función que tuvieran.


En un principio, los fieles cristianos eran enterrados en los jardines de las casas de los patricios, los cuáles eran custodiados por guardias que salvaguardaban a los difuntos. Con el tiempo, el aumento de fieles obligará a crear cementerios masivos bajo el suelo, en las criptas y antiguas canteras romanas, como por ejemplo las catacumbas de San Calixto, Domitila y Santa Priscila.

Catacumbas de San Calixto
Y así, los cristianos debieron ocultarse y seguir realizando su culto al nuevo 'Dios' hasta el año 313 d. C., cuando el emperador Constantino legalizó el cristianismo a través del Edicto de Milán. Y cómo suele decirse, lo que viene después, ya es otra historia.

Espero que os haya gustado esta pequeña introducción al arte Paleocristiano, estoy seguro que a los fieles les atraerá bastante, y los que no también, siempre es interesante saber más de los orígenes del mundo y lo que lo rodea.

Un saludo, atte. F. Lirola.

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