Mientras la plebe romana caminaba a través de la vía Apia durante el siglo II, bajo sus pies se extendía un mundo desconocido para ellos, una especie de inframundo, dónde los cristianos recorrían sus angostas calles y enterraban a sus difuntos en el nombre del señor.
Bajo Roma, la vieja gloria que ya comenzaba a envejecer su reinado, se extendía una vasta red de túneles y criptas ajenas a la superficie. Éstas criptas, dedicadas a Santos y mártires, rendían culto a la nueva religión, el 'Cristianismo'. Allí, las oraciones brotaban de las bocas de miles fieles a aquella nueva religión que fue considerada durante años 'hereje', condenándose a inocentes a morir de formas despiadadas ante el pueblo.
Presa de los leones, los cuchillos, o simplemente, crucificados como su ídolo, Jesús de Nazaret, al que llaman Jesucristo tras morir en la cruz y resucitar para pasar el resto de su vida junto a Dios, su padre. Condenados por la sociedad romana, los cristianos debían ocultarse en la clandestinidad y reunirse en las viviendas de patricios acomodados, bajo su protección.
Dios sacrificó a su único hijo para salvar a la humanidad. |
En un principio, los fieles cristianos eran enterrados en los jardines de las casas de los patricios, los cuáles eran custodiados por guardias que salvaguardaban a los difuntos. Con el tiempo, el aumento de fieles obligará a crear cementerios masivos bajo el suelo, en las criptas y antiguas canteras romanas, como por ejemplo las catacumbas de San Calixto, Domitila y Santa Priscila.
Catacumbas de San Calixto |
Espero que os haya gustado esta pequeña introducción al arte Paleocristiano, estoy seguro que a los fieles les atraerá bastante, y los que no también, siempre es interesante saber más de los orígenes del mundo y lo que lo rodea.
Un saludo, atte. F. Lirola.
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