Catacumba de Priscila |
El período paleocristiano se extendió desde el siglo I hasta finales del V, diferenciándose dentro del mismo dos épocas; un antes, y un después del año 313, fecha en que se data el Edicto de Milán, donde el emperador Constantino reconoce el cristianismo, y que posteriormente el emperador Teodosio convertirá en religión oficial.
Una religión semiclandestina
Se conoce poco el cristianismo primitivo de los dos primeros siglos de la era cristiana y no se le asocia con ninguna arquitectura específica. El culto se practicaba en las casas particulares y solo participaban las clases más modestas de la sociedad, lo que excluía cualquier construcción de prestigio. Para la mayoría de los romanos, se confundía con las múltiples religiones iniciáticas, de origen oriental, que proliferaban en Roma durante el imperio (culto de Mitra, Cibeles y Atis). Cuando se desarrolló la comunidad cristiana en el siglo III, principalmente entre las clases medias, aún no se distinguían los santuarios de las habitaciones, salvo por la existencia de piezas especializadas, como en Dura-Europos (Siria).
Baptisterio de una casa cristiana (Dura-Europos) |
A mediados del siglo III, un primer edicto de tolerancia permitió la reconstrucción en Roma de domus ecclesiae (casa-iglesia), arrasadas a comienzos del siglo IV durante la última gran persecución.
La supremacía de lo funerario
El desconocimiento de los primeros santuarios llevó a pensar, a partir del siglo XIX, que las catacumbas eran lugares de culto secretos del cristianismo naciente decorados con imágenes que sólo comprendían los iniciados. Pero esto constituía solo una visión romántica. Las catacumbas se construyeron cerca de las grandes ciudades que no tenían espacio para acoger las sepulturas y cuyo subsuelo permitía cavar galerías, con frecuencia a partir de antiguas canteras (Roma, Nápoles, Siracusa). Algunas de ellas eran paganas y solo es posible distinguirlas por la iconografía. Por otra parte, no se trataba de lugares secretos, puesto que la administración romana controlaba muy de cerca el desarrollo de las necrópolis: estas se ubicaban a lo largo de las vías de circulación, fuera de los límites de la ciudad.
El edicto de Constantino, Guilio Romano |
De la tolerancia a la religión oficial
En el año 313, Constantino promulgó un edicto que legitimaba la celebración del culto cristiano y financió inmediatamente la construcción de la primera catedral en Roma, San Juan de Letrán (313 - 323). Posteriormente, durante el reinado de Teodosio, se impuso el cristianismo como única religión oficial. Desde sus inicios, las características de las basílicas, llamadas así por su cercanía con las basílicas civiles (principalmente judiciales), eran similares a las de la mayoría de las iglesias posteriores: una nave principal con varias laterales para recibir a los fieles, un ábside semicircular, en cuyo centro se ubicaba el altar donde se realizaba la celebración de la eucaristía y, a veces, un transepto (brazo transversal de una iglesia de planta de cruz). Con algunas variaciones, este esquema se difundió en todo el mundo cristiano: basílicas mausoleos, como la de San Pedro y San Pablo Extramuros, o lugares de culto intramuros como Santa María la Mayor o Santa Sabina.
Santa Sabina, Roma (Siglo V) |
Un saludo a todos, os espero con más arte, ¡hasta el próximo día!
Atte. F. Lirola.
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