19 feb 2015

El templo (Speo) de Ramsés II


Introducción histórica

Ramsés II es uno de los faraones más célebres de Egipto. Fue el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto. Su reinado comprendió desde 1279 a. C., hasta 1213 a. C., es decir, gobernó durante 66 años. Es uno de los faraones más importantes en la historia del arte debido a la gran cantidad de vestigios encontrados (y que aún hoy se conservan) correspondientes a su reinado. 

Ramsés II
Descrito como un astuto y gran guerrero, se le atribuyen multitud de gestas en batalla, algo que achacan, según los testimonios que se han podido encontrar, al fuerte carácter que tenía el faraón. Entre las batallas que destacan, Ramsés fue partícipe en:
  • Batalla naval en el delta del Nilo frente a los piratas Shardana.
  • Expediciones a Asia, las cuáles se consideran como preludio de la Batalla de Qadesh.
  • Batalla de Qadesh, en la cual Ramsés lucho contra los hititas, siendo esta la batalla más famosa del faraón, en la que tuvo tantos contratiempos, que se prolongó más de lo debido, llegando incluso a luchas sólo por momentos. Si bien el Poema de Pentaur narra cómo Ramsés hizo frente él sólo y derrotó a los hititas, los expertos afirman que probablemente la batalla acabaría con un resultado incierto, e incluso derrota.
Pero también se le conoció como un faraón constructor. Con gusto por el colosalismo (característica del arte egipcio), y la espectacularidad. Ramsés II construyó multitud de edificaciones, templos, estatuas, y demás, a orillas del Nilo, llegando incluso a destruir edificaciones de sus predecesores para construir las suyas. Entre las edificaciones destacan:
  • La ampliación del Osireion, templo dedicado al Dios Osiris en Abidos.
  • La ampliación del templo de Amón (Tebas), al que añadió un nuevo patio, los pilonos de la entrada y dos obeliscos de granito rosa.
  • Terminó la gran sala hipóstila del templo de Amón (Karnak).
  • El templo funerario del Ramesseum, su tumba, en el Valle de los Reyes.
  • Los templos en Nubia, entre los que destaca el Templo de Ramsés II en Abu Simbel, el que hoy nos ocupa.
El templo de Ramsés II fue construido en honor a los dioses Ra, Amón y Ptah, pero realmente Ramsés tuvo más intenciones. En primer lugar, construyó un templo de tal magnitud buscando encumbrar su propia figura a la altura de los propios dioses egipcios, como veremos conforme avanzamos.

Vista del Templo de Ramsés II (al fondo) junto al de Nefertari (primer plano, derecha)
Y en segundo lugar, la posición del templo fue escogida, quizás, con premeditación, en la frontera con Nubia, país tributario de Egipto en aquella época. La majestuosidad y magnificencia del templo y sus cuatro colosos, mostraban el poder de un faraón que parecía vigilar, en actitud hierática e impasible, casi divina, a todo aquel que se adentraba en tierras egipcias. Ramsés quiso transmitir la idea de que él era el templo, y el templo era él.

Descubrimiento de El templo de Ramsés II o "El gran templo de Abu Simbel"

Abandonado, olvidado y sepultado bajo la arena, el Templo de Ramsés II fue descubierto por J. L. Burckhardt en 1813, quién encontró el busto de uno de los colosos de la entrada. A su regreso a Europa, narró su descubrimiento al explorador italiano Giovani Belzoni. Este viajó hasta el lugar, donde encontró el templo, pero no pudo acceder a él. Por lo que volvería en 1817 para poder desenterrarlo y acceder al mismo. Ya en el interior, Giovani saqueó y se llevó todo lo posible.

El templo actualmente está reubicado, quedando junto a la prensa de Asuán

En 1964, el templo (junto al templo de Nefertari) necesitó de ser reubicado, debido a la construcción de la prensa de Asuán, la cual tenía como objetivo salvar las frecuentes crecidas del Nilo. Se desplazó unos 200 metros de la ubicación original, y se elevó 65 metros, evitando así que el agua de la prensa dañara la estructura.

Estructura externa

Se estima que el templo fui construido entre 1284 a. C., y 1264 a. C., tardándose unos veinte años en su construcción, formando parte de uno de los seis templos excavados en la roca que hay en Nubia.

El templo se concibe como un Speo, es decir, un templo excavado en la roca, característico de la Baja Época. Exteriormente nos encontramos una enorme fachada con cuatro estatuas sedentes, dos a cada lado de la entrada del templo, y sobre un impresionante podio. La fachada en su totalidad tiene unas dimensiones de 33 metros de altura, por 38 de anchura, mientras que los cuatro colosos miden 22 metros cada uno. Esta fachada sirve a modo de pilonos de lo que sería un templo. Y es esta colosal fachada junto con los cuatro gigantes lo que hace al templo de Ramsés II uno de los monumentos de la antigüedad más impresionantes que se conservan.

Fachada exterior del templo
Por esto, el templo es un perfecto ejemplo del gusto de Ramsés II, que como ya hemos dicho antes, tenía especial predilección por el colosalismo y la espectacularidad. El faraón logra hacer alarde de la grandiosidad y fastuosidad de su imperio con este imponente templo.

Las cuatro estatuas sedentes representan a Ramsés II, las cuales siguen el mismo modelo que se emplea en todas la estatuaria del faraón. Las estatuas están ricamente decoradas, ya que aparecen representadas con el nemes, la doble corona del Alto y Bajo Egipto, brazaletes, además de con la barba postiza, signo de que el faraón estaba vivo en aquel momento, y un collar junto con el pecho grabado con el nombre de coronación. He de decir que éstas fueron talladas directamente en la roca. 

Podemos ver en ellas la idealización del faraón, joven, fuerte, y con un gesto hierático que lo hace parecer eterno, a modo de dios. En estas estatuas podemos observar el canon egipcio, (18 puños; 2 la cabeza, 10 desde el tronco hasta las rodillas y 6 de las rodillas a los pies), representándose el ideal de belleza egipcio, por lo que das estas características, podemos decir que están idealizadas. 

A simple vista podemos observar la frontalidad con la que dotaron a las estatuas de la fachada, ya que están concebidas para ser vistas de frente. 

Facha del templo iluminada por la noche
A los pies de estas estatuas, entre las cavidades, encontraremos miembros de la familia de Ramsés II a pequeña escala. En el coloso de la izquierda (primero) encontramos a Tuya (madre) y el príncipe Amonhorjepesgef. En el segundo coloso de la izquierda, las princesas Bentata, Nebettuay y Senefra. Al otro lado, el primero coloso del lado derecho (empezando desde la izquierda) tiene a su lado a Nefertari, la princesa Beketmut y al príncipe Riamsese. Mientras que en el segundo coloso de la derecha podemos ver a la princesa Nerytamun, con Tuya (madre) y Nefertari.

En la base de los dos colosos que enmarcan la entrada, podemos observar la representación de las divinidades del Nilo, simbolizando de esta manera la unificación del Alto y Bajo Egipto.

Como hemos dicho antes, Ramsés se quiso representar casi como un dios, y esto se puede observar en la representación del dios Ra sobre la puerta de entrada al templo. El dios egipcio aparece esculpido en relieve y en un tamaño muy inferior a las estatuas de Ramsés, por lo que aquí podemos apreciar una jerarquización, en la que en este caso el faraón está por encima del propio dios Ra. Así es que nos encontramos a un rey joven, sereno, autoritario espiritual y con esa divinidad que hemos comentado.

En cuanto al relieve del dios Ra, se trata de un grupo escultórico dentro de un nicho (por tanto un relieve), que representa una escritura criptográfica del prenombre de Ramsés II, Usermatra. Ra aparece representado con cabeza de halcón, y en su pierna izquierda aparece representada la diosa Maat. A los lados del nicho hay dos bajorrelieves, en los que aparece Ramsés II mirando hacia el nicho. Sobre la fachada, se observan una hilera de estatuas de babuinos que enmarcan el contorno superior.

Planta del templo
En la parte derecha de la fachada (al Norte) nos encontramos con la capilla septentrional, dedicada al culto al sol. En este pequeño recinto a cielo descubierto, se hallan don pedestales que formaban la base de imágenes de dioses, las cuáles hoy día se encuentran expuestos en el Museo Egipcio de El Cairo, además de también una barca solar con un sacrificio de Ramsés II a Ra-Horajti.

Al extremo opuesto, el izquierdo (lado Sur) está la capilla meridional, excavada en la roca al igual que el templo. Esta capilla es de dimensionas más reducidas, estando consagrada al dios Thot.


Estructura interna

Interiormente, el templo de Ramsés II se extiende a lo largo de un eje longitudinal parecido al modelo de las pirámides. Nos encontraremos con una gran sala hipóstila (o pronaos), seguida de otra más pequeña (vestíbulo), una pequeña sala de ofrendas y finalmente el santuario. A diferencia de los templos corrientes, aquí no veremos un patio, como sí podemos hacer en el Templo de Luxor, por ejemplo.

Entrada a la sala hipóstila
Vamos a centrarnos en la gran sala hipóstila, las cuál tiene unas dimensiones de 18 metros de longitud por 16 metros de anchura, la cual está sustentada por 8 figuras del dios Osiris a modo de pilares (algo parecido a los atlantes o cariátides de la cultura griega). 4 colosos de 10 metros de altura a cada lado de la sala sujetan un techo decorado con pinturas en las que aparece la diosa alada Nejbet. Los 4 colosos de la pared izquierda portan la corona del Alto Egipto, mientras que los de la derecha la corona Pschent (la doble corona que simboliza la unificación de las dos tierras).

En las paredes de la sala nos encontramos con diferentes escenas. Desde el principio de la pared izquierda, hasta el principio de la pared derecha (es decir, una vista de 360º desde la izquierda a la derecha empezando por la puerta), podemos ver representadas:
  • Inmolación de prisioneros y cortejo de príncipes.
  • Escenas de las batallas de Siria, Libia y Nubia junto con ofrendas.
  • Presentación de prisioneros a Ra-Harmajis y Ramsés II caracterizado como un dios.
  • La batalla de Qadesh e inmolación de prisioneros.
  • Princesas con el sistro.
Escena de la pared en la que se representa a Ramsés II
A la derecha de la sala hipóstila hay cuatro cámaras laterales, en las que encontramos múltiples relieves, bajo el manto de techos estrellados. Mientras que en la izquierda sólo hay dos naves laterales a modo de habitaciones auxiliares, aunque no fueron terminadas. Su fin era el de albergar objetos a modo de almacén.

Los pilares con forma de Osiris que sustentan la sala
Entrados en el vestíbulo, a primera vista veremos cuatro pilares con escenas en las que aparece el faraón abrazado por diversas divinidades. Esta sala es de menor tamaño, alcanzando los 11 metros de longitud por algo más de 7 metros de anchura. El vestíbulo dará paso a una pequeña sala de ofrendas (algo más de 3 metros de longitud), la cual estará ornamentada con escenas de ofrendas y adoraciones.

Finalmente el santuario, el lugar sagrado del templo. Se accede a través de la puerta central (de las 3 que se encuentran en la sala de ofrendas), mientras que las de la izquierda y derecha conducen a sendas capillas. Centrándonos en el santuario, se nos presenta ante nosotros 4 esculturas sedentes, que al igual que los colosos, han sido talladas en la roca. Los representados son (de izquierda a derecha):
  • Ptah, conocido como "el señor de la magia" o "señor de la oscuridad."
  • Amón-Ra, considerado un dios omnipresente en todas las cosas.
  • Ramsés II divinizado, como hemos dicho, además de que mandó construir el "Templo de Ramsés II", se hizo encarnar a modo de dios, y como vemos, incluso se llega a representar junto a ellos en el santuario.
  • Ra-Horajti, considera el dios del sol, el dios de la vida, dándola y quitándola, e incluso resucitando a los muertos, de ahí su importancia en los monumentos fúnebres.
Como he dicho, Ramsés II se quiso representar como un dios, por ello es que no tuvo reparos en situarse con ellos en el santuario, y como podemos observar, no hay señas de ningún tipo de jerarquización, algo poco frecuente en el arte egipcio, y que demuestra el fuerte carácter y convicciones del faraón.

Curiosidad

Para terminar, resaltar una característica del templo de Ramsés II. El templo está construido y orientado de forma que el 21 de Febrero y el 21 de Octubre, los primeros rayos de sol del amanecer entran por la puerta del templo, cruzan todo su interior (alrededor de 60 metros de profundidad) hasta llegar al santuario, y en un impresionante momento del año, iluminan estratégicamente las caras de Amón, Ramsés II y Ra-Horajti, mientras que la cara de Ptah queda en la penumbra intencionadamente, ya que como dijimos, es considerado el dios de la oscuridad.

Las cuatro esculturas sedentes del santuario; Ptah, Amón, Ramsés II divinizado y Ra
La explicación a este singular fenómeno no está del todo aclarada. Algunos expertos afirman que dichas fechas corresponden al nacimiento del faraón (su cumpleaños), y a su coronación, respectivamente. En cambio, otros señalan que estas fechas corresponden con el inicio de las dos estaciones egipcias: la peret (germinación de la semilla) y shemu (recolección de la cosecha).

Sea como fuere, una vez más los egipcios demostraron ser una cultura muy avanzada a su época, llegando incluso a tener unos conocimientos que nos resultarían difíciles de entender en el siglo XXI.


Apuntar que tras la reubicación del templo, este fenómeno se produce dos días más tarde que en la fecha original.

Un saludo, atte.

1 comentario:

Y tú, ¿qué opinas?